Amamos el amor. Las personas están cableadas para buscar conexiones con otras personas, y el tipo de conexión más grande es aquella en la que nos enamoramos y comprometemos nuestras vidas el uno con el otro. La realidad es que muchas de estas relaciones llegan a su fin, y con demasiada frecuencia terminan mal. Nadie quiere irse demasiado pronto. Nadie quiere mirar hacia atrás con pesar y pensar » si solo hubiera intentado un poco más, podríamos haberlo resuelto.»
Algunas parejas son mejores reparando sus conflictos que otras y esas habilidades a menudo son la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Los conflictos surgen en las mejores relaciones, esa es la norma. Algunas parejas son mejores reparando sus conflictos que otras y esas habilidades de reparación a menudo son la diferencia entre el éxito y el fracaso. Demasiadas parejas piensan que la presencia de conflicto significa que la relación podría ser defectuosa y tal vez debería abandonarse. Pero la investigación muestra que la gestión de conflictos se puede aprender y mejorar. Tener discusiones no tiene por qué significar que la relación fallará.
Entonces, ¿qué causa que una relación falle? ¿Hay alguna manera de saber que «simplemente no funciona para nosotros»? En el Instituto Gottman, 40 años de investigación sobre parejas nos han enseñado la diferencia entre los que lo hacen y los que no. Hay una conexión emocional que ocurre cuando las parejas se gustan, se admiran y se respetan mutuamente. Hablan entre ellos. Se ríen juntos. Cuando hablan con otros sobre su pareja, tienden a alardear de lo grandes que son. Algunas parejas dejan de hablar, reír y admirarse y el vínculo emocional se deshace. A veces, las personas incluso pueden señalar un momento específico en el tiempo cuando el vínculo se rompió para ellos y para otros es más gradual. Es difícil, a menudo imposible de reparar cuando ese vínculo de amor y respeto está verdaderamente roto.
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