Las serpientes sobreviven en el desierto debido a adaptaciones en su comportamiento y su fisiología. Las serpientes usan su entorno para regular su temperatura corporal. También se han adaptado para sobrevivir con los recursos del desierto a su disposición.
Según DesertMuseum.org, las serpientes son reptiles de sangre fría que utilizan su entorno para la termorregulación al activarse en momentos óptimos. Esto les permite evitar el calor y el frío extremos. Muchas especies toman el sol, eligiendo el mediodía durante la primavera y el verano y temprano en la mañana o al final de la tarde en el verano. Las serpientes nocturnas son capaces de intercambiar pasivamente calor con el suelo y el aire por la noche.
Las serpientes también han evolucionado para necesitar poca agua. Cazan animales del desierto, y obtienen la hidratación necesaria principalmente de sus presas. Tampoco necesitan comer diariamente.
Otras adaptaciones están relacionadas con su estructura física. Las serpientes son capaces de evitar a los depredadores porque su coloración imita la del desierto, haciéndolas menos visibles. Algunas serpientes, como los vientos laterales, han desarrollado una forma de locomoción que les permite moverse a través de arena suelta y soplada por el viento: su cuerpo hace contacto con la arena en solo dos puntos, lo que les permite tambalearse hacia los lados con bastante rapidez. Otras especies tienen escamas lisas, cabezas estrechas, ojos pequeños y mandíbulas inferiores contra hundidas, lo que ayuda a respirar y moverse en arena suelta.