La Amazonía no solo abarca la selva tropical más grande que queda en el mundo, sino que también alberga al menos el 10% de la biodiversidad conocida en el mundo, incluida la flora y fauna endémicas y en peligro de extinción, y su río representa el 15-16% de la descarga total de ríos del mundo en los océanos. El río Amazonas fluye por más de 6.600 km, y con sus cientos de afluentes y arroyos contiene el mayor número de especies de peces de agua dulce del mundo.
Diversidad natural y cultural
Igualmente impresionante es la cantidad insondable de mamíferos, aves, anfibios y reptiles4 que se encuentran en todo el bioma. La Amazonía es el hogar de más de 30 millones de personas que viven en una vasta región subdividida en nueve sistemas políticos nacionales diferentes.
Según el Coordinador de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), alrededor del 9% (2,7 millones) de la población amazónica sigue compuesta por indígenas, 350 grupos étnicos diferentes, más de 60 de los cuales siguen en gran medida aislados. Y sin embargo, a pesar de toda su magnitud y aparente lejanía, el Bioma Amazónico es sorprendentemente frágil y cercano a cada uno de nosotros.
Poniendo en peligro un pilar de la vida en la Tierra
Durante el último medio siglo, la aparentemente interminable Amazonía ha perdido al menos el 17% de su cubierta forestal, su conectividad se ha visto cada vez más interrumpida y numerosas especies endémicas han sido sometidas a oleadas de explotación de recursos. La transformación económica de la Amazonía basada en la conversión y degradación de su hábitat natural está cobrando impulso. Sin embargo, a medida que esas fuerzas crecen en fuerza, también estamos descubriendo que la Amazonía desempeña un papel crítico en el mantenimiento de la función climática a nivel regional y mundial, una contribución de la que todos, ricos o pobres, dependen.
La cubierta del dosel del Amazonas ayuda a regular la temperatura y la humedad, y está estrechamente vinculada a los patrones climáticos regionales a través de ciclos hidrológicos que dependen de los bosques. Dada la enorme cantidad de carbono almacenado en los bosques de la Amazonía, existe un enorme potencial para alterar el clima global si no se administra adecuadamente. El Amazonas contiene entre 90 y 140 mil millones de toneladas métricas de carbono, la liberación de incluso una parte de las cuales aceleraría significativamente el calentamiento global. Actualmente, la conversión de tierras y la deforestación en la Amazonía liberan hasta 0,5 mil millones de toneladas métricas de carbono por año, sin incluir las emisiones de los incendios forestales, lo que convierte a la Amazonía en un factor importante para regular el clima global (Nepstad et al 2008).
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