Si alguna vez hubo un líder militar más característico en la historia, ese fue Julio César. Más allá de su innegable habilidad para la estrategia, el general romano se destacó por sus lecciones personales de liderazgo sobre su ejército, a quien supo transmitir su visión y sabiduría. Sus tropas le devolvieron a César la confianza que necesitaba para sus muchas victorias. De él, estamos tomando estas ocho valiosas lecciones que un gran líder debe saber:
Conexión con sus soldados
De vuelta en Roma, se decía que César conocía los nombres de todos y cada uno de los soldados que luchaban con él. Esa conexión personal fue una oportunidad para ganarse la confianza de su ejército. Un líder no necesita ser «el mejor amigo» de cada miembro de su equipo, pero de esta historia podemos aprender que tener una conexión personal con compañeros de trabajo es algo positivo, porque reduce las brechas que pueden existir en una oficina y fortalece el liderazgo.
Habilidades de comunicación
Julio César, como muchos otros políticos y soldados en la época romana, también fue un buen orador. Solía presentarse, impecablemente vestido, en el Senado romano, y se dirigía a sus soldados con vehementes discursos. Un buen líder se preocupa por aprender técnicas de comunicación que le ayuden a transmitir mensajes correctamente y a involucrar al equipo. Existen simuladores para mejorar estas habilidades a través de la práctica, lo que garantiza un aprendizaje sólido y eficiente.
Compartir información
Una gran parte del éxito de las legiones romanas fue la información que las tropas tenían disponible en el campo de batalla. Cada centurión tenía tanta información sobre el plan de batalla como el mismo Julio César. En nuestra oficina actual, los centuriones representarían a los gerentes de equipo o departamento. Como líder, debe asegurarse de que estas personas estén bien informadas y entiendan su perspectiva, para que puedan comunicar al resto del equipo lo que se necesita hacer.
Maximiza tu potencial
Los soldados romanos fueron entrenados para usar gladius, pequeñas dagas puntiagudas, con las que conquistaron la mitad del mundo. Lejos de esa poderosa imagen de grandes espadas y lanzas, las legiones estaban especializadas en el uso de estas armas pequeñas, ligeras pero efectivas. Al igual que César, las herramientas que tengas a tu disposición serán las que te harán alcanzar el éxito. Aprende a usarlos correctamente y desarrolla tus habilidades para maximizar tu propio potencial y el de las personas que te rodean.
Acepta tu responsabilidad
César siempre estuvo cerca de sus tropas. A pesar del peligro, el general romano quería comunicarse directamente con su ejército porque sabía que eso significaba un impulso para la moral de su soldado. Comía con ellos, dormía con ellos, sangraba con ellos. Estar cerca de sus hombres también le permitió identificar debilidades y tomar decisiones rápidas para corregir errores. Al igual que Julio César, un buen líder debe estar listo para lo que pueda venir, para dar apoyo a su pueblo y tomar decisiones rápidas pero bien pensadas. Sea accesible para su equipo y guíelos hacia el final del proceso.
Celebrate achievements
Julio César se aseguró de que todos conocieran sus victorias, muchas de las cuales escribió y se convirtieron en obras clásicas. No tienes que escribir un libro como César, pero es importante que aprendas a comunicar todo lo que logras, para que el equipo se sienta parte de un proyecto común y tu liderazgo se fortalezca. Mantenga una actitud modesta, pero no olvide resaltar cada pequeño éxito y meta que alcance.
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No delegar las tareas más desagradables
En la época romana, era común castigar a los desertores, sin importar si eran amigos o familiares. El propio César estaba personalmente a cargo de esta difícil tarea, una de las más difíciles que un soldado puede enfrentar. Obviamente, este es un ejemplo bastante extremo, pero de él podemos aprender que, como Julio César, un buen líder no debe sentarse y esperar a que otros hagan tareas difíciles para él; en su lugar, debe ponerse manos a la obra de inmediato. En otras palabras, sea un ejemplo para los demás y asuma las tareas más difíciles usted mismo.
Tomar un riesgo
Julio César asumió los riesgos que venían con su liderazgo. Un líder debe ser valiente y tomar riesgos. Si deja a un lado su convicción y toma decisiones basadas en el miedo y la cobardía, estará construyendo su liderazgo sobre una base defectuosa. Tome riesgos, sea valiente, aprenda de los errores y logrará el éxito sobre la base de un liderazgo fuerte y sólido.